Valentina Muñoz, de 18 años, se convirtió en la colaboradora más joven en la construcción de la Política de Inteligencia Artificial en Chile, dirigida por el Ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Hablamos con ella sobre los desafíos de ser niña y mujer en la ciencia.
Este año, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Conocimiento realizó una Consulta Pública para buscar la definición de Inteligencia Artificial (IA) entre integrantes de la sociedad civil.
Esta búsqueda consistió en delimitar qué es la Inteligencia Artificial. También los factores habilitantes (estándares, acceso y características de los datos, capital humano e infraestructura a nivel nacional), desarrollo y aplicaciones de la IA. Además de ética y aspectos normativos.
La instancia se generó con el fin de crear una política capaz de integrar las preocupaciones y necesidades del país hacia una legislación que regule todo el proceso que conlleva la Inteligencia Artificial, desde su programación hasta la interacción usuaria.
Tanto AMUJI Chile como Technovation, Ingeniosas y el Núcleo IA+STEM, fueron las organizaciones que durante este proceso de consulta ciudadana para la Política IA buscaron recopilar las voces de niñas, niños y adolescentes. En un contexto en el que la lucha por la equidad de género y el protagonismo de las niñas como agentes de cambio está mas vigente que nunca.
Al enterarse del llamado, Valentina Muñoz, presidenta de la Asociación de Mujeres Jóvenes por las Ideas (AMUJI) averiguó sobre el proceso. Así supo que solo las personas mayores de 18 años podían ser colaboradores oficiales.
Entre trámites burocráticos y averiguaciones, coordinó un grupo de moderadoras desde AMUJI para realizar una clase abierta sobre el tema y recopilar puntos de vista de las asistentes. Esto con el fin de gestionar una mesa de trabajo enfocada en niñas, adolescentes y mujeres jóvenes que fuera reconocida por el Ministerio de Ciencia.
El proceso duró alrededor de 3 meses y requirió un arduo trabajo. A finales de julio, Valentina, Fernanda Acuña y Michelle Contreras se organizaron para brindar a niñas desde los 12 años una Jornada de Formación y Diálogo sobre Políticas de Inteligencia Artificial, ahora con el apoyo del Ministerio.
Finalmente Valentina llevó todo lo recopilado a un documento final junto a sus comentarios como Colaboradora Oficial. Convirtiéndose en la colaboradora más joven de la historia.
A nivel nacional se generaron 70 mesas autoconvocadas, alcanzando a más 1300 personas que fueron parte de la discusión. A finales de agosto finalizó oficialmente la recopilación de reportes finales para la construcción de la política.
Mis principales planteamientos fueron que para definir esta política necesitamos tener una postura política más allá de las legislaciones, sino respecto a ideología. Yo creo que tenemos que tener claro que necesitamos desarrollar IA feminista e inclusiva. No podemos seguir permitiendo que se desarrolle Inteligencia Artificial con sesgos de género, de adulto centrismo, de racismo, porque así no vamos a avanzar.
La IA no toma características ideológicas por sí sola. La IA no es machista porque es tan inteligente que se volvió machista, si no que sigue siendo programada por humanos. Lo que tenemos que regular es que los humanos no desarrollen IA machista. Siguen siendo los humanos los que tenemos que ponerles el foco porque desde ahí está la problemática.
Uno de los planteamientos que hice fue que la big data para todo público, tiene que efectivamente tener una equidad porcentual respecto al público general. En este caso si por ejemplo se desarrolla una Inteligencia Artificial que busca que se utilice desde todas las bases, de todo el público, necesitamos que eso tenga un big data con un 51% de mujeres, que es la población mundial. Que tenga un 25% de niñas y niños, que es la población mundial. A eso me refiero con que tenga una equidad porcentual.
Valentina Muñoz Rabanal cumplió 18 años este 2020. Es una destacada activista juvenil, embajadora de Unicef, la Defensoría de la Niñez e Inspiring Girls. Asimismo, fue reconocida como una de los 7 jóvenes más influyentes del país en 2020, según Ashoka Internacional.
Además, fue la primera niña programadora en convertirse en campeona internacional de robótica en el mundo (2018), es co-fundadora de AMUJI Chile y actual Presidenta. Es activista juvenil feminista y defensora de los derechos digitales.
También participó en la consulta regional de ONU Mujeres para la Plataforma Acción de Beijing+25. Fue una de las principales exponentes juveniles de la coalición para la acción “Tecnología e innovación para la equidad de género”.
Uno de los mayores obstáculos que Valentina enfrentó fue el hostigamiento por parte de su profesor de robótica. Al momento de pedir ayuda en su liceo todo se redujo a la voz de una niña contra la voz de un adulto, donde se quedó sin respuestas.
Luego de este episodio, tomó su experiencia como una oportunidad para generar redes. En ese momento no existían redes de mujeres menores de edad que lucharan juntas por reducir la brecha de género desde las escuela. Desde ahí nació la Asociación de Mujeres Jóvenes por las Ideas (AMUJI).
Lo que nosotras buscamos es que niñas que parten desde 0, desde donde nos dejo la educación pública, puedan introducirse en el campo de la ciencia, de la tecnología, de la matemática, incluso de las artes y las humanidades. Que puedan confiar en ellas, que puedan empoderarse y que tengan fe de sus conocimientos. En base a eso yo creo que, que empiecen a participar masivamente y se empiecen a destacar masivamente, va a ser una consecuencia natural.
Creo que se puede impulsar la participación de niñas en las ciencias involucrándose precisamente en la educación desde la primera infancia. El gran obstáculo en este momento es que las niñas creen que son malas para las ciencias y las matemáticas, entonces desde 4to básico, estadísticamente, dejan de intentarlo. Ya no ponen tanta atención en clases, y no se inscriben con tanta regularidad a talleres cientifico-tecnologicos.
Creo que el foco debería estar en la primera infancia. En hacer que los estereotipos de género, que los roles de género se derriben para que las niñas puedan soñar libremente. Para que el día de mañana no haya una niña de cuarto básico creyendo que es mala para la matemática solo porque es lo que le dijeron.